Les comparto la presentación que Xavier Lacroix hace al libro de Inès Pélissié du Rausas ¡Por favor, háblame del amor! - La educación afectiva y sexual de los niños de 3 a 12 años, de Ediciones Palabra. Este libro nos presenta pistas importantes para orientar la educación sexual y afectiva integral de los hijos en el ambiente del hogar.
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«El cuerpo del otro desvela todo el
misterio de su persona
y enseña la vía de comunión con su ser.
Por eso, el cuerpo –el propio y el del otro– jamás
puede ser un objeto.
Como signo de la persona debe ser recibido y
amado para el bien de la persona entera».
Aline Lizotte
(Cita de su obra Le don dex époux, signo de amor invisible, ed. du
Servitetur, 1992,p. 19)
Cada vez resulta
más patente que la educación sexual, inseparable de la educación afectiva, debe
comenzar antes de la adolescencia, antes de los trastornos de la pubertad, mucho
antes de las situaciones de urgencia. Son escasos los autores que se atreven a formular
–en este terreno– planteamientos educativos destinados a los niños, especialmente
en el ámbito familiar. Afortunadamente, Inès Pélissié du Rausas nos ofrece esta
hermosa obra en la que se aúnan consideraciones fundamentales con propuestas concretas.
Nos aporta mucho más que recetas pedagógicas. En efecto, en el contexto de una
educación integral, un auténtico estudio sobre lo que se designa generalmente
con el término «sexualidad» –pero que sería más adecuado llamar «vida sexual»–
debe tener en cuenta a la persona en todas sus dimensiones.
Con esta
perspectiva comienza la obra, que funda su orientación en una verdadera antropología,
es decir, en un estudio fundamental de la persona, del cuerpo, de las relaciones
íntimas entre la una y el otro y, en primer lugar, de su unidad. A continuación
nos demuestra que, para hablar acertadamente sobre sexualidad, conviene superar
el lenguaje funcional o las nociones biológicas a los que se limitan
actualmente la mayor parte de los estudios. Inès Pélissié du Rausas, con su
sensibilidad y su cultura literaria, demuestra su conocimiento de las
posibilidades del lenguaje y se presta a la expresión poética, analógica,
simbólica. Incluso se atreve a ofrecernos ejemplos de conversaciones entre
padres e hijos. El humor, el pudor y la delicadeza, tan opuestos a las
habituales derivaciones hacia el chiste o la burla, se asocian a la audacia de
unas palabras sinceras.
Uno de los
aspectos más interesantes de la obra es la constatación de que lo escrito viene
precedido de lo oral. Este estudio ha sido contrastado por padres y por jóvenes
relacionados con el tema. No rehúye las cuestiones difíciles, como la
prevención de los ataques sexuales, el aumento de la masturbación o la sed de
amar de las personas disminuidas. Fija su atención en puntos importantes, como
el del respectivo papel del padre y de la madre, o el empleo de un lenguaje
adecuado según las diferentes edades. Se atreve a rehabilitar palabras que han
llegado a ser raras, como «castidad» o «pureza». Propone soluciones sin
atenerse al enunciado de reglas abstractas; habla en términos de responsabilidad,
de dominio, de diferencia, de sentidos.
En una época en
la que dominan los estudios higienistas o funcionales, en un tiempo, también,
en el que, a pesar de las supuestas «liberaciones», sigue siendo difícil hablar
de estos temas en familia, damos la bienvenida a un libro orientado hacia una
cultura de la vida. Porque la sexualidad no consiste solamente en la suma de fenómenos
biológicos y de emociones psíquicas: consiste, fundamentalmente, en una
apertura a la vida en todo el sentido del término: vida recibida, vida
misteriosa, vida fecunda, vida entregada que encuentra su verdad en la
donación.
Xavier Lacroix
Decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica de
Lyon
(Presentación del libro de Inès Pélissié du Rausas, ¡Por favor, háblame del amor!,
Ediciones Palabra, Madrid, 2008).