LECTURA: REALIDAD FAMILIAR EN
LATINOAMERICA
Realidad
familiar: La familia es una comunidad humana estable que tiene sus raíces en el
vínculo de la sangre y se apoya en la realidad matrimonial. Según las culturas
y épocas, puede ser más amplia (patriarcal) o más restringida (nuclear). En una
perspectiva sociológica auténtica, la familia es "escuela de humanidad más
completa y más rica" (GS 52). La familia es "la célula primera y
vital de la sociedad" (AA 11). Es un dato constatable que "el futuro
de la humanidad se fragua en la familia" (FC 86).
En ella se
encuentra "la íntima comunidad conyugal de vida y amor" (GS 48). Está
compuesta principalmente por los esposos, los hijos y otros (ascendientes o
parientes). Por esto es ella misma la llamada a "defender la dignidad y la
legítima autonomía de la familia" (AA 11) vivienda, educación, trabajo,
convivencia... En ella tienen lugar las relaciones interpersonales que son base
y escuela de la convivencia humana. En la familia se ejercita el servicio de la
autoridad y la relación de sumisión y de colaboración responsable
Perspectiva
cristiana: En una perspectiva cristiana más profunda, la
familia es vivencia del amor esponsal de Cristo a su Iglesia, en la fe,
esperanza y caridad. Es "un santuario doméstico de la Iglesia" (AA
11). En ella, por su origen sacramental, la Iglesia encuentra "su
cuna" (FC 15). En el cristianismo se ha tenido siempre como modelo de vida
familiar a la Sagrada Familia en Belén y Nazaret. Por ser "Iglesia
doméstica" (LG 11), en ella se expresa la realidad eclesial de
"misterio" (presencia de Cristo), "comunión" (vida
fraterna) y "misión" (función evangelizadora). En ella todo creyente
debe encontrar una escuela de vocación cristiana.
La familia
aparece como una expresión de la Iglesia "misterio". Dios le ha
comunicado su amor creador para continuar y perfeccionar la creación. Por el
sacramento, la familia es colaboradora también en la nueva creación, que es
participación en la vida de Cristo. Los hijos se engendran para que puedan ser
hijos adoptivos de Dios por el Espíritu (Gal 4,5-6), "hijos en el
Hijo" (Ef 1,5; cfr. GS 22). María, "la mujer", es modelo,
intercesora y ayuda de esta nueva fecundidad (Gal 4,4).
El ambiente
normal en que se aprende a vivir la realidad de Iglesia "comunión" es
la familia ("la Iglesia doméstica"), donde cada uno de los
componentes se hace donación generosa y gratuita a los demás. La presencia
activa de Jesús en el sacramento del matrimonio y a partir de él, hace posible
esta donación desinteresada, que construye la comunión familiar y que es
indispensable para construir la sociedad entera.
Familia
evangelizada y evangelizadora: En la realidad de la familia como
"misión", "los padres han de ser para con sus hijos los primeros
predicadores de la fe, tanto con su palabra como con su ejemplo, y han de
fomentar la vocación propia de cada uno, y con especial cuidado la vocación
sagrada" (LG 11). Por esta realidad eclesial, "la familia está
llamada a anunciar, celebrar y servir el Evangelio de la vida" (EV 92). La
familia "tiene la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor"
(FC 17).
La familia
es evangelizada y también se hace evangelizadora. Se evangeliza ella misma, con
palabras y testimonio, iniciando el camino de la oración y la preparación
sacramental, por medio de la catequesis familiar y la educación en los valores
humanos y cristianos. La familia tiene también la capacidad de ser
evangelizadora hacia fuera, en la comunidad eclesial y en la sociedad humana,
colaborando en las obras sociales y de educación (especialmente en la escuela),
caridad y apostolado (cfr. AA 11). Su acción evangelizadora es, pues,
intrafamiliar, intraeclesial, interfamiliar y hacia toda la sociedad.
FAMILIA ACTUAL EN AMÉRICA LATINA: Resulta muy arriesgado y equívoco tratar de hacer
una generalización de la familia actual en Latinoamérica. En primer lugar,
porque se trata de un continente enorme de más de 20.000.000 km2, con una
población creciente, cercana ya a los 500 millones de habitantes (12,5 veces la
población de España), con una inmensa variedad de países, con zonas
contrastadas, difíciles de generalizar y entender en su problemática y dinámica
diferenciada. Y en segundo lugar, porque al referirnos a la familia en
especial, estamos aludiendo a más de 110 millones de unidades sociales, también
variantes y cambiantes.
Por ello,
pretender resumir la realidad familiar actual latinoamericana puede parecer un
intento ingenuo, a menos que lo que se busque sea precisamente señalar esta
dificultad para definir y comprender de manera clara lo que no es reductible a
una presentación simplista. Valga esta aportación como una búsqueda de
comprensión fraternal, a una realidad afectada por los cambios de este siglo,
en una América latina llena de conflictividad e injusticia, en parte legado de
tres siglos de colonización ibérica pseudocristiana.
Pluralismo latinoamericano y cambio familiar
actual
EL CONTEXTO
SOCIAL REFLEJADO EN LAS FAMILIAS. Latinoamérica ofrece, en una primera visión de
conjunto, un panorama aparentemente uniforme en cuanto a su denominador común:
región identificada como sociedad cristiana con una cultura básica latina, con
predominio de población hispanoparlante. Hay una historia común, supuestamente
similar: colonizada por los pueblos ibéricos, desde fines del siglo XV hasta
principios del siglo XIX en su mayoría. Pero tras esta similitud histórica se
esconde una diversidad contrastante, difícil de compactar, generadora de una
dinámica diferencial.
En primer
lugar está el substrato étnico y cultural anterior de los pueblos amerindios,
con su pluralidad de culturas. Añádase la aportación de los colonizadores
venidos de la península hispano-lusitana, también marcada por una diversidad
notable de idiosincrasias. Si a esto se añaden las muchas familias judías, y
los millones de trabajadores-esclavos negros llevados al territorio americano
desde Africa, tenemos un mosaico étnico muy complejo que, durante los tres
siglos -y más- de dominación, refleja un proceso de mestizaje racial y una
aculturación sumamente compleja y diferenciada según lugares, zonas, países,
aconteceres e idiosincrasias subculturales.
Todo ello
configura el substrato étnico y cultural de las familias latinoamericanas
actuales, no sólo por sus ingredientes de origen, sino también por su
diferenciado asentamiento regional y sus muy diversas ecologías. En cada país
ocurrieron mestizajes de diversos grados que dieron lugar a linajes familiares
de muy variada tonalidad y caracterización.
LA VIDA
FAMILIAR EN LA REALIDAD LATINOAMERICANA ACTUAL. ¿Qué puede
considerarse como esencial, y qué como accidental. en la experiencia cambiante
del fenómeno familiar en América latina? A través de la historia familiar en el
mundo, hay dos manifestaciones -primera dualidad- siempre presentes en la
familia: la llamada fuerza de la sangre (la consanguinidad); y la afinidad o
acción de una conducta voluntaria, proveniente de una espontánea impulsión
selectiva y afectiva.
a) En el
aspecto consanguinidad de las familias predomina esta consideración, un tanto
incuestionable y fatal, no sujeta a libre opción: se es hijo de madre y padre
porque "así lo quiso Dios y así fue", guste o no. A nadie se le
pregunta antes de nacer si quiere tener tales padres, hermanos y parientes de
sangre. Podrá rechazarlos después, pero no podrá evitar que sean de su misma
sangre. La norma familiar exige lealtad a este lazo involuntario. Y ello, o
corrobora los vínculos familiares, si se aceptan como tales, o produce los
mayores odios y traumas, si no se asumen en la vida.
b) La otra
cara de la familia proviene de la unión amorosa de la pareja, originalmente
derivada de la imposición o inducción paterna. Esta elección de cónyuge o
compañero marital, ahora se pretende que sea fruto de la libertad de cada
pareja, aunque de hecho no siempre ocurra así.
De esta doble
manifestación se derivan las modalidades de organización familiar. En cada una
se dan prioridades y formas diferentes de conjuntar estos elementos esenciales.
De su fusión se derivan las redes de la parentela (de sangre y de afinidad) y
también la formación concreta de los hogares y de las comunidades locales,
interfamiliares preurbanas y suburbanas originales.
La
institución familiar es el rostro público de la familia, configurada por la
sociedad a través del sistema jurídico, basado en las costumbres morales
vigentes de la tradición latinoamericana. El estatuto jurídico e institucional
de la familia, urgente desde el período colonial, tendió a conservar y a hacer
rígidas las relaciones familiares para impedir su desformalización y garantizar
la continuidad del sistema colectivo y público de la familia.
Presente y
futuro de la institución familiar
CAMBIO DE
LAS RELACIONES FAMILIARES. Con esta variedad de modelos, la realidad
familiar latinoamericana es significativamente un fenómeno transitorio, todavía
ambivalente, fruto del paso de valores tradicionales, propios de modelos
familiares inalterables, a los valores nuevos que promueven el desarrollo
personal de sus miembros, la igualdad de la mujer y el respeto a los derechos
del niño y el adolescente. Esta situación desdibuja la unidad familiar
institucionalizada de la época anterior.
En la
concepción global del modelo institucional de la familia, la pluralidad de las
funciones familiares estaban integradas y fusionadas idealmente de manera
unitaria. Ahora, en cambio, las funciones de la familia han quedado
fragmentadas entre sí: las relaciones sexuales, debido a los anticonceptivos,
no se conciben necesariamente como un comportamiento reproductivo; los miembros
de la pareja marital pueden no ser, a la vez, padres de los mismos hijos, ni
frecuentemente son, al mismo tiempo, marido y mujer, compañeros que se empeñan
en el desarrollo recíproco de sus personas y vínculo de unión con sus familias
consanguíneas respectivas. El mismo divorcio, ahora legalizado, puede dar lugar
a matrimonios sucesivos y a la reconstrucción familiar. La familia ha dejado de
ser una unidad compartida de trabajo económico de padres e hijos-hermanos, e
incluso de enseñanza uniforme, desplazada por la escuela en los diversos
ambientes. Las influencias sociales plurales y la de los medios de comunicación
afectan en forma dispar a los hermanos, y los lazos de sangre son sustituidos,
frecuentemente, por relaciones de compañerismo y de amistad selectiva a nivel
personal.
Todo ello ha
dado lugar a una concepción no unitaria y no integradora de la organización
familiar: en ella aparecen un grado mayor de informalidad y un pluralismo de
modalidades familiares y de nuevos ensayos de integración y de recomposición
familiar.
HACIA UN
NUEVO SENTIDO FAMILIAR. A pesar de todos los síntomas críticos, no puede
decirse, sin embargo, que la vida familiar esté en proceso de desaparición;
antes al contrario, la misma zozobra aparente marca una intensa estima
creciente por el espacio íntimo y de mediación social trascendente de la
familia.
Todo ello
abre las alternativas buscadas por las nuevas generaciones familiares que, en
lugar de pretender la destrucción de la familia, están buscando que esta se
recomponga sobre nuevas bases, a partir de sus ancestrales elementos
esenciales: la consanguinidad y la afinidad amorosa y marital. Pero en todo
caso, permitiendo que la vida humana se regenere en la doble dimensión de la
familia: la expresión íntima y la acción y proyección social y comunitaria. Estamos,
pues, ante un panorama de cambios y de expectativas inquietantes, pero también
esperanzadoras de familias en proceso de desarrollo.
ACTIVIDAD
1. Tomar nota de las ideas principales de
la lectura para luego socializar en la clase.
2. Realizar un vocabulario con mínimo 10
palabras desconocidas que se encuentren en la lectura.
3. Preparar por grupos de 3 estudiantes,
un mural (en un pliego de papel periódico o craft), donde se muestre la
realidad de las familias en Latinoamérica.
4. Investigo en internet o en periódicos
o revistas, titulares que tengan que ver con la realidad de la familia que se
describe en la lectura.
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