jueves, 7 de marzo de 2013

RELIGION 7° - LECTURA: REALIDAD FAMILIAR EN LATINOAMERICA


LECTURA: REALIDAD  FAMILIAR EN LATINOAMERICA


Realidad familiar: La familia es una comunidad humana estable que tiene sus raíces en el vínculo de la sangre y se apoya en la realidad matrimonial. Según las culturas y épocas, puede ser más amplia (patriarcal) o más restringida (nuclear). En una perspectiva sociológica auténtica, la familia es "escuela de humanidad más completa y más rica" (GS 52). La familia es "la célula primera y vital de la sociedad" (AA 11). Es un dato constatable que "el futuro de la humanidad se fragua en la familia" (FC 86).

En ella se encuentra "la íntima comunidad conyugal de vida y amor" (GS 48). Está compuesta principalmente por los esposos, los hijos y otros (ascendientes o parientes). Por esto es ella misma la llamada a "defender la dignidad y la legítima autonomía de la familia" (AA 11) vivienda, educación, trabajo, convivencia... En ella tienen lugar las relaciones interpersonales que son base y escuela de la convivencia humana. En la familia se ejercita el servicio de la autoridad y la relación de sumisión y de colaboración responsable

Perspectiva cristiana: En una perspectiva cristiana más profunda, la familia es vivencia del amor esponsal de Cristo a su Iglesia, en la fe, esperanza y caridad. Es "un santuario doméstico de la Iglesia" (AA 11). En ella, por su origen sacramental, la Iglesia encuentra "su cuna" (FC 15). En el cristianismo se ha tenido siempre como modelo de vida familiar a la Sagrada Familia en Belén y Nazaret. Por ser "Iglesia doméstica" (LG 11), en ella se expresa la realidad eclesial de "misterio" (presencia de Cristo), "comunión" (vida fraterna) y "misión" (función evangelizadora). En ella todo creyente debe encontrar una escuela de vocación cristiana.

La familia aparece como una expresión de la Iglesia "misterio". Dios le ha comunicado su amor creador para continuar y perfeccionar la creación. Por el sacramento, la familia es colaboradora también en la nueva creación, que es participación en la vida de Cristo. Los hijos se engendran para que puedan ser hijos adoptivos de Dios por el Espíritu (Gal 4,5-6), "hijos en el Hijo" (Ef 1,5; cfr. GS 22). María, "la mujer", es modelo, intercesora y ayuda de esta nueva fecundidad (Gal 4,4).

El ambiente normal en que se aprende a vivir la realidad de Iglesia "comunión" es la familia ("la Iglesia doméstica"), donde cada uno de los componentes se hace donación generosa y gratuita a los demás. La presencia activa de Jesús en el sacramento del matrimonio y a partir de él, hace posible esta donación desinteresada, que construye la comunión familiar y que es indispensable para construir la sociedad entera.

Familia evangelizada y evangelizadora: En la realidad de la familia como "misión", "los padres han de ser para con sus hijos los primeros predicadores de la fe, tanto con su palabra como con su ejemplo, y han de fomentar la vocación propia de cada uno, y con especial cuidado la vocación sagrada" (LG 11). Por esta realidad eclesial, "la familia está llamada a anunciar, celebrar y servir el Evangelio de la vida" (EV 92). La familia "tiene la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor" (FC 17).

La familia es evangelizada y también se hace evangelizadora. Se evangeliza ella misma, con palabras y testimonio, iniciando el camino de la oración y la preparación sacramental, por medio de la catequesis familiar y la educación en los valores humanos y cristianos. La familia tiene también la capacidad de ser evangelizadora hacia fuera, en la comunidad eclesial y en la sociedad humana, colaborando en las obras sociales y de educación (especialmente en la escuela), caridad y apostolado (cfr. AA 11). Su acción evangelizadora es, pues, intrafamiliar, intraeclesial, interfamiliar y hacia toda la sociedad.

FAMILIA ACTUAL EN AMÉRICA LATINA: Resulta muy arriesgado y equívoco tratar de hacer una generalización de la familia actual en Latinoamérica. En primer lugar, porque se trata de un continente enorme de más de 20.000.000 km2, con una población creciente, cercana ya a los 500 millones de habitantes (12,5 veces la población de España), con una inmensa variedad de países, con zonas contrastadas, difíciles de generalizar y entender en su problemática y dinámica diferenciada. Y en segundo lugar, porque al referirnos a la familia en especial, estamos aludiendo a más de 110 millones de unidades sociales, también variantes y cambiantes.

Por ello, pretender resumir la realidad familiar actual latinoamericana puede parecer un intento ingenuo, a menos que lo que se busque sea precisamente señalar esta dificultad para definir y comprender de manera clara lo que no es reductible a una presentación simplista. Valga esta aportación como una búsqueda de comprensión fraternal, a una realidad afectada por los cambios de este siglo, en una América latina llena de conflictividad e injusticia, en parte legado de tres siglos de colonización ibérica pseudocristiana.

Pluralismo latinoamericano y cambio familiar actual

EL CONTEXTO SOCIAL REFLEJADO EN LAS FAMILIAS. Latinoamérica ofrece, en una primera visión de conjunto, un panorama aparentemente uniforme en cuanto a su denominador común: región identificada como sociedad cristiana con una cultura básica latina, con predominio de población hispanoparlante. Hay una historia común, supuestamente similar: colonizada por los pueblos ibéricos, desde fines del siglo XV hasta principios del siglo XIX en su mayoría. Pero tras esta similitud histórica se esconde una diversidad contrastante, difícil de compactar, generadora de una dinámica diferencial.

En primer lugar está el substrato étnico y cultural anterior de los pueblos amerindios, con su pluralidad de culturas. Añádase la aportación de los colonizadores venidos de la península hispano-lusitana, también marcada por una diversidad notable de idiosincrasias. Si a esto se añaden las muchas familias judías, y los millones de trabajadores-esclavos negros llevados al territorio americano desde Africa, tenemos un mosaico étnico muy complejo que, durante los tres siglos -y más- de dominación, refleja un proceso de mestizaje racial y una aculturación sumamente compleja y diferenciada según lugares, zonas, países, aconteceres e idiosincrasias subculturales.

Todo ello configura el substrato étnico y cultural de las familias latinoamericanas actuales, no sólo por sus ingredientes de origen, sino también por su diferenciado asentamiento regional y sus muy diversas ecologías. En cada país ocurrieron mestizajes de diversos grados que dieron lugar a linajes familiares de muy variada tonalidad y caracterización.

LA VIDA FAMILIAR EN LA REALIDAD LATINOAMERICANA ACTUAL. ¿Qué puede considerarse como esencial, y qué como accidental. en la experiencia cambiante del fenómeno familiar en América latina? A través de la historia familiar en el mundo, hay dos manifestaciones -primera dualidad- siempre presentes en la familia: la llamada fuerza de la sangre (la consanguinidad); y la afinidad o acción de una conducta voluntaria, proveniente de una espontánea impulsión selectiva y afectiva.

a) En el aspecto consanguinidad de las familias predomina esta consideración, un tanto incuestionable y fatal, no sujeta a libre opción: se es hijo de madre y padre porque "así lo quiso Dios y así fue", guste o no. A nadie se le pregunta antes de nacer si quiere tener tales padres, hermanos y parientes de sangre. Podrá rechazarlos después, pero no podrá evitar que sean de su misma sangre. La norma familiar exige lealtad a este lazo involuntario. Y ello, o corrobora los vínculos familiares, si se aceptan como tales, o produce los mayores odios y traumas, si no se asumen en la vida.

b) La otra cara de la familia proviene de la unión amorosa de la pareja, originalmente derivada de la imposición o inducción paterna. Esta elección de cónyuge o compañero marital, ahora se pretende que sea fruto de la libertad de cada pareja, aunque de hecho no siempre ocurra así.

De esta doble manifestación se derivan las modalidades de organización familiar. En cada una se dan prioridades y formas diferentes de conjuntar estos elementos esenciales. De su fusión se derivan las redes de la parentela (de sangre y de afinidad) y también la formación concreta de los hogares y de las comunidades locales, interfamiliares preurbanas y suburbanas originales.

La institución familiar es el rostro público de la familia, configurada por la sociedad a través del sistema jurídico, basado en las costumbres morales vigentes de la tradición latinoamericana. El estatuto jurídico e institucional de la familia, urgente desde el período colonial, tendió a conservar y a hacer rígidas las relaciones familiares para impedir su desformalización y garantizar la continuidad del sistema colectivo y público de la familia.

Presente y futuro de la institución familiar

CAMBIO DE LAS RELACIONES FAMILIARES. Con esta variedad de modelos, la realidad familiar latinoamericana es significativamente un fenómeno transitorio, todavía ambivalente, fruto del paso de valores tradicionales, propios de modelos familiares inalterables, a los valores nuevos que promueven el desarrollo personal de sus miembros, la igualdad de la mujer y el respeto a los derechos del niño y el adolescente. Esta situación desdibuja la unidad familiar institucionalizada de la época anterior.

En la concepción global del modelo institucional de la familia, la pluralidad de las funciones familiares estaban integradas y fusionadas idealmente de manera unitaria. Ahora, en cambio, las funciones de la familia han quedado fragmentadas entre sí: las relaciones sexuales, debido a los anticonceptivos, no se conciben necesariamente como un comportamiento reproductivo; los miembros de la pareja marital pueden no ser, a la vez, padres de los mismos hijos, ni frecuentemente son, al mismo tiempo, marido y mujer, compañeros que se empeñan en el desarrollo recíproco de sus personas y vínculo de unión con sus familias consanguíneas respectivas. El mismo divorcio, ahora legalizado, puede dar lugar a matrimonios sucesivos y a la reconstrucción familiar. La familia ha dejado de ser una unidad compartida de trabajo económico de padres e hijos-hermanos, e incluso de enseñanza uniforme, desplazada por la escuela en los diversos ambientes. Las influencias sociales plurales y la de los medios de comunicación afectan en forma dispar a los hermanos, y los lazos de sangre son sustituidos, frecuentemente, por relaciones de compañerismo y de amistad selectiva a nivel personal.

Todo ello ha dado lugar a una concepción no unitaria y no integradora de la organización familiar: en ella aparecen un grado mayor de informalidad y un pluralismo de modalidades familiares y de nuevos ensayos de integración y de recomposición familiar.

HACIA UN NUEVO SENTIDO FAMILIAR. A pesar de todos los síntomas críticos, no puede decirse, sin embargo, que la vida familiar esté en proceso de desaparición; antes al contrario, la misma zozobra aparente marca una intensa estima creciente por el espacio íntimo y de mediación social trascendente de la familia.

Todo ello abre las alternativas buscadas por las nuevas generaciones familiares que, en lugar de pretender la destrucción de la familia, están buscando que esta se recomponga sobre nuevas bases, a partir de sus ancestrales elementos esenciales: la consanguinidad y la afinidad amorosa y marital. Pero en todo caso, permitiendo que la vida humana se regenere en la doble dimensión de la familia: la expresión íntima y la acción y proyección social y comunitaria. Estamos, pues, ante un panorama de cambios y de expectativas inquietantes, pero también esperanzadoras de familias en proceso de desarrollo.

ACTIVIDAD
1. Tomar nota de las ideas principales de la lectura para luego socializar en la clase.
2. Realizar un vocabulario con mínimo 10 palabras desconocidas que se encuentren en la lectura.
3. Preparar por grupos de 3 estudiantes, un mural (en un pliego de papel periódico o craft), donde se muestre la realidad de las familias en Latinoamérica.
4. Investigo en internet o en periódicos o revistas, titulares que tengan que ver con la realidad de la familia que se describe en la lectura.

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